Es probablemente una de las suertes más peligrosas de
cuantas se ejecutan en la charrería
. Se necesita de gran maestría, valor y
conocimientos para realizarla. Consiste en que el jinete, montando en pelo un
caballo domado y educado, corre paralelamente a una yegua bruta que ha salido
del cajón y, emparejándose con ella, se pasa del caballo en que va montado a la
yegua.
El jinete debe sostenerse únicamente de las crines, tanto de su caballo,
como de la yegua a la que ha de pasar. El charro será auxiliado por tres
ayudantes, quienes se encargarán de hacer correr a la yegua alrededor del
ruedo. El jinete dispondrá de tres oportunidades para realizar esta suerte.
Como la yegua no está acostumbrada a llevar jinete alguno en su lomo, al
momento de ser montada repara, se levanta sobre las patas, brinca y corcovea,
tratando siempre de librarse del pasador; pero éste no se cae, permanece
montado, bien sujeto de las crines hasta haber calmado al animal.
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